Ruta BTT por la Rioja: Bajando a Trevijano

CRONICA POR ISMAEL:

La duda se plantea el sábado: quedar a las 9.00h y no almorzar, o salir a las 8.30h y hacer una paradilla para tomar un refrigerio, como os podéis imaginar por votación popular sale ganadora la segunda opción…

Empezamos el domingo como siempre en la estación “Las Gaunas”, el día promete, no se ve ninguna nube, el sol pega de lleno y la temperatura no es demasiado baja, ya todos vamos de corto con la excepción de Raúl que todavía se resiste, tiempo al tiempo.

Salimos por el camino de Alberite, Raúl va marcando el ritmo de rigor, es temprano pero ya nos pega el viento “castellano”, que viene de dirección oeste, por lo que nos hacemos idea, que durante toda la etapa será nuestro compañero.

Llegados a Alberite, pasamos el puente sobre el Iregua y ascendemos por el pueblo hasta salir de la carretera hacia el camino que se dirige a La Unión. El firme esta perfecto, no ha llovido los últimos días y el barro no será hoy un impedimento.

Tras llegar a La Unión, tomamos el camino que sale dirección Clavijo. Se va empinando poco a poco y cada uno va marcando su ritmo. Nacho y yo vamos emparejados un poco más adelante y detrás Raúl y Miguel, que se van reservando y dosificando para hacer cumbre como sea. Las vistas son impresionantes, nuestras bicis sobre el camino, la silueta de este que se difumina con el sol, en el fondo el valle con sus trigos verdes y en lo alto la silueta de la piedra y el Castillo. La última cuesta que va rodeando la piedra del castillo y llega al pueblo es exigente, un par de compañeros echan el pie al suelo y otros dos llegamos con el corazón en la boca.

Es momento de sentarnos y tomar un platanito y una barra energética, además de refrigerar los motores. Rápidamente salimos dirección al cementerio. Miguel y Raúl que ya habían hecho parte de la etapa, nos avisan que hasta llegar a la famosa “puerta”, tendremos que subir tres cuestas bastante empinadas. Las rampas tienen buen firme, pero eso no evita que metamos todo el cargador disponible, cada uno vamos subiendo a nuestro ritmo y finalmente llegamos a la famosa puerta de paso, para unos sería la “puerta del cielo”, por haber llegado, para otros podía ser la “puerta del infierno”, vista la rampa que toca subir después, para llegar hasta nuestro cuota más alta de la etapa. Sacamos la foto de rigor y a por ella, salimos por fases, primero Raúl y Nacho y después Miguel y yo. Al principio el firme nos es malo, pero en la mitad el suelo ya es piedra y hay que subir con potencia para que bici traccione bien.

Raúl hecha pie al suelo, posteriormente lo hace Nacho y Miguel, que venía reservándose para atacarla con más fuerzas sucumbe. Yo exprimiéndome al máximo logro llegar a la cumbre.

El esfuerzo merece la pena, las vistas son impresionantes, al norte toda la Sierra Cantabria y Codés, al suroeste podemos ver la Sierra Cebollera nevada, en el este si no hubiera unas nubes a lo lejos divisaríamos todos los Pirineos… otro día será.

Tras observar las vistas, nos lanzamos pista abajo dirección Trevijano, hacemos una parada en el dolmen “El Collado del Mallo”, vestigio funerario de nuestros antepasados, la bajada es rápida y divertida, al final dejamos el camino y vamos campo a través (en algún momento había que desorientarse), para volver a entrar en la pista , no antes sin que al entrar al pueblo, un par de perros se lancen al “jamón de Miguel”, le damos al pedal y se quedan atrás.

Ya en Trevijano llenamos los botes de agua y una pequeña barrita. Nos lanzamos por la

carretera que baja hasta Ribrafecha, Nacho que se queda atrás, ya que dice “tenía la mochila abierta”, tiene que darle zapatilla para pillarnos. Llegamos al pueblo y nos dirigimos al bar de la plaza.

 Nacho se encarga de pedir el almuerzo sin consultarnos, “que Dios nos pille confesados”. Cinco minutos después llega el plato para cada uno con un huevo frito y un trozo de chorizo de campeonato(sin nos ve Rafa nos excomulga), ya veremos si luego podemos montarnos en nuestras “cabras”.

Tras hacer el esfuerzo de terminar con la ración, tomamos camino Alberite, ahora vamos en grupo pues el viento azota y necesitamos aprovecharnos de los más fuertes. Finalmente llegamos Logroño y cada uno para su casa, tras haber disfrutado de una etapa divertida y exigente.

Una etapa con final feliz como los masajes chinos.