Ruta TTB: Por las TiTanBodegas de Laguardia y El Ciego.

Mirando y comparando Ortofotos para preparar una subida al Puerto del Toro desde Laguardia y viendo que la subida por este lado es casi impracticable en bici, cambio de opción por una ruta en plan enoturismo tan de moda y mucho mas llevadera, de las casi llanas para hacer corazón como dice Miguel y ser mejores personas como dice el cura.

Hay un par de Bodegas muy llamativas en Laguardia y el Ciego que no conocía mas que de lejos a si que ya esta, ya tenemos ruta para el domingo, se prepara en book-Trak (que moderno suena) y nos lanzamos a la aventura de no perdernos, ya que no conocemos nada de la ruta, Miguel, Nacho y Yo.

Hemos retrasado el horario y salimos a las 8.30 dirección al Cortijo, intentando entrar en calor con la subida y es que a esas horas el relente le pega fuerte. Nacho que solo puede poner Plato grande o pequeño nos pone el ritmo fuerte a si que me quedo atrás para hacer las fotos de sus culos que tanto gustan a nuestras fanes.

Hasta La Puebla todo bien sin mirar planos subimos al pueblo y ante las dudas preguntamos a un amable lugareño el camino que lleva a la guardia, nos indica y casualmente es el mismo que tengo marcado, allí lo llaman el camino verde, que se coge a la derecha al poco de coger la carretera del Ciego. Esta es la subida mas fuerte del día que nos sube por las bodegas del pueblo dirección y to’tieso a Laguadia.

Con unas vistas sobre la Sierra de Cantabria y el valle del Ebro y rodeado por viñedos llegamos con algún que otro sube-baja y después asfalto a Laguardia, la bordeamos por la carretera y en el cruce que lleva a Kripan cogemos el camino de la izquierda y que sube al puerto del Toro, aunque nosotros nos quedamos visitando el Poblado prehistorico de la Hoya y mas adelante girar a la izquierda para ver la primera Bodega de la mañana. La Bodega de Ysios, espectacular tanto vista de cerca como desde el mirador de Laguardia. Según Nacho que hizo alguna ñapa cuando la construyeron el techo ondulado de titanio, que según el arquitecto, representa a la ondulación de las crestas de la Sierra de Cantabria. (y dile que no al arquitecto). Comemos la primera Chocolatina y Nacho ya quiere parar a echar un café, le cortamos enseguida, aunque nos arrepentiremos por toda la chapa que nos metió hasta que paramos en un bar.

Salimos dirección al pueblo de Paganos, que no páganos (donde nació el cobrador del frac), con otra bonita bodega a la entrada y en la iglesia cogemos el landa kalea que lleva otra vez hasta casi La Guardia, cruzamos la carretera y por este camino nos dirigimos hacia El Ciego a visitar la segunda bodega de la jornada.

Esta es la de Marques de Riscal, construida por Francisco Gomez (en ingles Frank Geri que queda mejor) y que también hizo alguna chapuza en Bilbao. Como bodega de descendientes de Marqueses, el tacañismo es patente y la tienen toda verjada y tapada para que las fotos solo las hagas desde lejos o pagues por entrar. Después de todo el dinero que les habrá costado pues tiene que amortizarlo y es que, es bonito, pero hay mucho canalón para tan poca teja.

Después de volver a convencer a Nacho de que esperara un poco para entrar a un bar nos dirigimos hacia Cenicero por un camino paralelo a la carretera. Inesperadamente nos encontramos con una pasarela de madera que sube a una ermita y que es una gozada de subir en bici por el ruido de las maderas. Otra parada para las fotos, mirar por donde hay que ir y para abajo tomando como referencia las Bodegas de Viña Salceda. Al bajar e intentar poner el plato grande, “classs” rompo el cable del cambio de platos y me toca ir en plato pequeño hasta Logroño.

Pero todo no iban a ser averías y que fuera tan sencilla la ruta, era menester también perderse un poquillo y discutir entre nosotros por donde ir, afortunadamente me hicieron caso y sin tener que vadear el Ebro, tan solo un riachuello, varios metros de zarzales y una pared de vides secas, llegamos de nuevo a un camino que pasando la Bodega nos devuelve a la carretera para pasar el Ebro por un puente, como debe de ser, y entrar de nuevo en La Rioja.

Nada mas cruzar el Ebro, en Cenicero cogemos el camino de la Izquierda y atravesamos la vía del tren para ya en el GR del Ebro dirigirnos hacia Fuenmayor, lentamente pues el plato pequeño es lo que tiene y Miguel, para no haber sudado, tampoco quería tirar de mi.

En Fuenmayor sucumbimos a las insistencias de Nacho y almorzamos como antiguamente para subir las cuestas de vuelta por el Cortijo con ganas.

En resumen una rutilla muy chula y sin grandes desniveles de algo mas de 60 Km y que entre las fotos turísticas, averías y perdidas nos costo 4 horas y media.