Del Puerto del Toro a la Ermita de San Tirso. POR LAS CRESTAS.

Lo de este domingo ha sido inolvidable, una de esas rutas que no se olvidan y que JAMAS se repetirá. Pocas personas, sin llegar a ser pretencioso, habrán ido por donde hemos estado subidos en una bici.

Vamos al comienzo. Esta vez pronto, para evitar el calor salimos a las 7.30 casi puntuales pues el bar estaba cerrado. La ruta estaba decidida, subir por fin al Puerto del Toro en Laguardia. Salimos los 5 fantásticos (Nacho, Ismael, Miguel, Cañas y Raúl) dirección el Cortijo para después ir a La Puebla y de allí a Laguardia, con algún pequeño despiste, el ritmo rápido y yo flipando…como corren para lo que queda por subir.

Esta parte de hace de cachondeo jiji, jaja, hasta que el cachondeo sube a mayores y se va tentando a la suerte y al destino….a Nacho se le vacila por no llevar recambios y justo al comenzar la subida rompe la cadena, y el que mas vacila que es Miguel dice las palabras prohibidas en toda ruta y para todo betetista que se precie…”pues estoy contento con mi bici, ni un problema,¡que bien va¡…hasta que pasa lo que tenia que pasar por decir eso…avería y gorda, rompe la carraca (o como se llame) del eje los piñones, da pedales y no avanza. Nacho que veía la subida que se avecinaba y sobre todo porque es un tío muy grande, baja con Miguel a la Laguardia para desde allí volver a Logroño por la furgoneta y buscar a Miguel para que nosotros pudiésemos continuar. Gracias Nacho.

Isma, Cañas y Yo subimos solos al Toro, la han arreglado y la única dificultad es la fuerte y continua pendiente durante 7 Km, pero al estar el camino liso con fuerza se sube, el ultimo tramo es una senda complicada pero con unas vistas espectaculares que nos deja en el paso del Toro.

Vacilamos con subir a la Cruz del castillo, jeje no sabíamos lo que nos esperaba. Cogemos la senda de bajada y en algún lugar donde deberíamos seguir bajando comenzamos a subir y llanear, el camino pasa a senda y la senda con muchos árboles caídos se va cerrando, es la que pueden denominarse “Sendas bidimensionales” pues la dificultad esta tanto por el suelo, como por las ramas que hacen ir agachado con continuos enganchones. En esta parte nos encontramos un senderista que nos dice que la senda continua pero complicado para la bici.  Bahhh pensamos seguro que no es para tanto….

Poco a poco salimos del hayedo y apenas se ve la senda, solo que para arriba, ya con la bici al hombro buscando la senda que va a SanTirso. Pero ni senda ni nada, se intuye un pequeño paso de montañeros y llegamos a la cima, por la cresta de la Sierra de Cantabria. Estamos alucinados, que vistas. Venga que vamos por aquí dirección San Tirso dice Ismael, según el GPS son 2 Km, pero que Kilometros, cada paso es una tortura, equilibrio, fuerza…por ahora voy bien, pero se me ocurre acercarme al precipicio sur que cae en vertical y mi cerebro cambia de modo disfrute a modo supervivencia. Me empiezan a entrar vértigos y un miedo a caerme que me produce ansiedad y casi bloqueo. Ismael y Cañas me ayudan a pasar la bici en los sitios complicados y me aseguran que llegaremos a San Tirso, si voy yo solo o con alguien inexperto hubiera acabado llamando a la Guardia Civil para que nos rescatasen ya que no podíamos volver, solo ir para adelante, subiendo y bajando crestas, rocas, matorrales, viento….hasta que llegamos al Buzón de San Tirso(cima para muchos montañeros)..y nosotros con las bicis, no se si somos héroes o frikis. La foto intentando sonreír porque ya quedaba poco, tan solo la ultima bajada a la Ermita desde la que se divida el bonete desde lo alto. Con ayuda me bajan y hacemos una plegaria al Santo por haber llegado. Los senderistas alucinaban cunado nos veían bajar.

Por fin, tras casi dos horas de pasarlas muy putas, yo al menos, nos podemos subir de nuevo a la bici y la senda se convierte en una autopista en comparación por donde hemos ido. Casi sin agua rápido para Kripa a por agua y de ahí por carretera para casa que son las 2 de la tarde y no llegamos a ver al Coloma en los Juegos Olímpicos.

En Kripan, Cañas nota que comienzo de nuevo a hablar y es que por no amargar con mis miedos a mis compañeros estuve muy calladito, pero después, una vez abajo el subidón es la ostia, ahora miro a la Sierra de Cantabria desde la ventana de mi casa y veo por donde he estado y me acuerdo de esta ruta que será una batallita para contar a los nietos.

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