Crónica de Cañas:
Como últimamente estamos hartos de salir por los alrededores de Logroño,
propusimos el sábado ir a Ventosa en coche y subir a Moncalvillo para hacer la
ruta que ha preparado Jorge. Vía whatsApp, contacto con la gente y que si uno
está malo de la tripa, que si el otro por la grajera si pero más allá le da
miedito, el otro que como todos los domingos tiene comilona y claro hay que
estar antes de las 12 en casa, el caso es que finalmente solo salimos dos
desorientados y de ellos solo uno con uniforme (lo tenía para lavar de la
subida de Cenzano)
El plan era subir en coche a Ventosa y evitar así el peñazo del camino de
Santiago, y desde allí dejarme llevar por Jorge camino al llano de la Turquilla.
A las 8 en punto estaba el Cañas en el lugar de encuentro, si señores,
puntual por segunda vez un domingo de quedadas. Y Jorge llegó a las 8,15, el
pobre no daba más y ese era el primer síntoma de lo que pasaría más tarde.
Ahí estaba el chaval con zapatos nuevos, franceses si pero nuevos. Una
nueva y flamante Lapierre 412 de color gris perla marina oscura doble y chachi
de verdad.
Bueno pues el caso es que tras las presentaciones, salimos camino a la
depuradora del Yalde por el camino que todos conocemos, donde cogemos agua y
barrita para dentro. La temperatura es ideal y así será durante todo el día.
De ahí arriba platillo y paciencia hasta llegar a una “curva-mirador” donde
hacemos una par de fotos de las muchas que hicimos este domingo en homenaje a
nuestro recordado Raúl, y justo antes de salir a la carretera, sale una
pista a mano derecha según subimos que
nos va a poner a punto al instante. Comienza llevadera y bonita y zas, en toda
la boca, ya no es nada llevadera y bonita no lo se, ya que con apretar y no
caerme tengo suficiente.
Al final de esta subida, salimos justo a las últimas curvas, y pasamos por
las antenas donde, casualidades ¡hay un ciclista! Pues un sólo ciclista y
resulta que conoce a Jorge: que si cuanto te cuesta subir a ti por carretera,
que bici más bonita, que no ando nada que yo tampoco, que si los de la solera,
que si los puertos, que gente más cansa esta de carretera.
Nos despedimos del chavalote, y cumbreando llegamos a las praderas que
suben de Nestares o de Castroviejo, o de Torrecilla, bueno el caso que en esas
praderas hacemos un descenso de los de quedarte con ganas de subir y bajar, y
subir y bajar, pero no está el día para gastar fuerzas. De ahí, giro a la
izquierda pasado el camino y en esto que piszszszszsz, un extraño ruido sale de
la rueda trasera, tubeless por supuesto, de la francesita de Jorge (la mía tb
es francesita pero decarton) ha desllantado, si como la lleva con poca presión
para eso de traccionar, pues al aplicar esa tremenda potencia de sus patas ha pasado
lo inevitable. Ahí mando un par de correos y Jorge a lo suyo, no necesita ayuda
para poner la rueda a 5 bares o más.
Tras este único percance (miento me clave un diente del plato en el tobillo
de la manera más tonta) hacemos todo el llano de la Turquilla y comenzamos
la bajada a Pedroso, muy divertida, pista,
senda, piedras y finalmente Pedroso. Cogemos agua descansito y barritas,
y una breve charla con unos ciclistas que han llegado en este mismo momento y
que llevan un mallot de “Nuez de Pedroso” muy vistoso y bonito.
Salimos de Pedroso, dirección a Bobadilla (una pequeña tontería) y nos
espera a la salida una sorpresa en forma de repechote que bueno se sube pero
joder como asusta vista de lejos.
A partir de aquí un llaneo de Bobadilla a Baños, y por carretera hasta un desvió
en una cementetera que nos llevará a Arenzana de Abajo, Arenzana de Arriba,
Manjares y el Alto de San Antón. En este punto Jorge, al que el regreso se le
va haciendo “pesado” y por eso va
petado, me dice que me deja de lado que esto se ha acabado, así que desolado me
despido del Hierro de Cenicero que se va pasada la granja y yo me marcho camino
a Ventosa.
Quedamos en mandarnos fotos y track etc y dar un poco vida a este nuestro
blog que desde que el jefe no sale (todos sabéis quien es) está de capa caída.
En resumen, una ruta 100 % aconsejable, por unos parajes impresionantes con
vistas de San Lorenzo, las peñas de Matute y Tobía, toda la Sierra Cantabria,
que en estas fechas del año es mejor hacer en un día fresco como el de este
domingo y lo mejor de todo es que he terminado sin dolor de piernas desde hace
mucho tiempo y con buenas sensaciones, casi me siento ciclista.
Menos mal que alguien se preocupa de pastorear el ganao. Por cierto el hierro de Cenicero se ha pasao a las dobles, al revés que los Racing. En fin nos volvemos comodones.
ResponderEliminarBuena y bonita ruta. La guardo en pendientes, haber si saco un rato y la hago.
ResponderEliminarRaúl, no me digas que estas dejando el vicio de las dos ruedas...no dejes el lado oscuro. ;)
He dejado las dos ruedas temporalmente pero no el vicio a si que espero volver pronto y con muchas ganas. Un saludo compañero
EliminarEl hierro de cenicero ya esta oxidado de la espalda y por eso me comprado una doble, para cuidarme (eso le he dicho a la parienta, seguro que no os chivais por que a ver que escusas poneis cuando os toque a vosotros). Y la ruta superbonita de las que le gustan a Raul, subir y bajar praderitas, en algun momento pareciamos Heidi y pedro,atontaos que ibamos con el paisaje.
Eliminarpor cierto para ser la mejor ruta del verano, en mi .caso no hacia falta mucho. espero que tengamos mas de estas que el año va muy flojito
EliminarFue la mejor ruta del verano, sin ninguna duda. Como bien dices porque tampoco llevamos muchas, pero pese a ello, fue espectacular por el día y por como está el terreno. Una verdadera gozada rodar por las praderas del llano. En ese punto nos cruzamos con tres ciclistas en sentido contrario.
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