Ruta BTT Rioja: Navegando entre la niebla y las vacas. Leza y lo que surja.

Todos sabemos que cuando faltan miembros y el grupo se reduce, cae la venganza y se realiza una etapa de las que te deja muy satisfecho. Hoy solo salimos los gregarios, Miguel que ha vuelto a recuperar su estilo y técnica y el menda que cronea. Los cuñados “Cortazar” les ha tocado ir a su latifundio vitivinicola a hacer algo así como “desnietar”, el que sea de viñas sabrá lo que es, pero me dan poca envidia.

Hoy había previsto una ruta desconocida para nosotros, copiada del grupo “Rutas Moncalvillo” que me llamo la atención. Solo veía un problema y es que había una zona en los que el camino aparecía difuminado en el earth. Unas dudas que Iñaki de GRM me resolvió, pero eso si siempre que no hubiera niebla.

Y lo de la niebla se cumplió, el día amanece nublado y justo hacia donde nos dirigimos mas, apareciendo cubiertas las cumbres. Aun así nos arriesgamos y ponemos rumbo a Alberite y Ribafrecha. En éste pueblo decidimos llegar hasta Leza por carretera en vez de por Puente Lainez, ya que en caso de que al llegar a la cima hubiera niebla y no viéramos las cosas claras daríamos la vuelta y tendríamos al menos un recorrido alternativo. También hay que decir que como no sabíamos lo que nos esperaba y se rumorea que la subida es dura....pues evitamos la cuestecita de Leza hasta el inicio del camino. (cuestión de prioridades y optimización de recursos).

Empezamos la subida y es llevadera, poco a poco se va ganando altura y de vez en cuando hay alguna zona que te permite meter el plato mediado y respirar un poco. En uno de los cruces paramos para ver el mapa y comprobar que íbamos bien, cuando vemos aparecer otro betetero del grupo Kedadas Riojanas (Victor) que viene por detrás y que previamente nos había adelantado en Arberite (hizo la ruta por Puente Lainez). Comemos algo juntos y como va hacer una ruta similar nos espera y nos guía pues nuestro ritmo es mas tranquilo. Continuamos subiendo y poco a poco se empieza a empinar de lo lindo, ya no basta el máximo desarrollo, toca rozar la puntita del sillín con el esfinter y darlo todo hasta que alguna piedra te haga bajarte y andar un poco.

Como te bajes, ya no subes, ya había leído que los últimos metros eran muy duros y solo Victor nuestro guía lo hizo del tirón.

Llegamos arriba y nos envuelve la niebla, hay varios senderos y afortunadamente el guía conoce la zona y va con GPS a si que empezamos a sortear vacas, rodar por praderas e ir subiendo escalones en zig-zag. No se veía nada, si hubiéramos ido solos nos hubiéramos dado la vuelta porque era muy fácil perderse. Una pena porque las vistas tienen que ser muy buenas. En poco rato empezamos a bajar ligeramente y es aquí donde Victor se despide ya que se va por una senda a Trevijano, nos indica que siguiendo el camino llegaremos al Helipuerto y eso ya lo conocemos. Le damos las gracias puesto que sin él no nos hubiéramos atrevido y vamos bajando por un camino muy roto, con grandes pedrolos y charcos hasta que llegamos al cruce del Helipuerto. ¡Que alegría¡ ¡Lo hemos conseguido! Contentos bajamos hacia la puerta, la abrimos, pasamos las bicis, se cierra.... y el Miguel se queda en el otro lado. Allí se decide la segunda parte de la ruta, la niebla no nos iba a dejar disfrutar de la senda del Monolito la dejaremos para cuando estemos todos que no somos tan malos.

 Se decide bajar por Clavijo, pero en 4 caminos como vamos bien de tiempo y mejor de fuerzas decidimos casi sin pensar subir hacia arriba a la izquierda para cumbrear la zona de arriba (no se como se llama), es fácil llegar, creíamos que seria mas difícil, un par de zonas andando y listo unas vistas casi-buenas, aun había niebla pero menos. Llegamos al temido cortafuegos que habían arreglado y no tenia tanta piedra y logramos bajarlo subidos en la bici, bajando el sillín y alardeando de poca técnica pero muy pulida. Muy despacito llegamos abajo, de ahí para Alberite y por la cuesta de las piscinas que también habían arreglado, sin parar para Logroño, a las 12.30 en casa y es que se nota que no hubo desmadre gastronómico.