Teníamos muy abandonado últimamente
el tema de los caminos estrechos y tenebrosos y como dice Jose Ignacio Vidal
esto no podía seguir así, esto lo digo ahora con toda la chulería, pero en el
desfile de carnaval estaba claudicando hacia Soto por sus anchas pistas ante
las proposiciones honestas de los mas ansiosos, menos mal que ante el ansia de
salir esta la virtud de quedarse a dormir.
Menos mal que Alfredo saco a dos
amigos de la cama (Álvaro y Carlos) para hacer un poco de bulto y al menos que
hubiera un mínimo de tres necesario para que el menda se curre una crónica y
que nos acompañaran a Oscar y a mi, los Pros del grupo si nadie dice lo
contrario.
Con el horario como nuestro principal
enemigo nos vamos hacia el campo de Golf tranquilamente, por el camino rodamos
un poco con los amigos del Pinchazo que también iban para aquella zona. Poco a
poco llegamos a la rotonda del campo de Golf que es donde empieza de verdad la
ruta, piedras y desnivel mezclándose con barro y roderas de las maquinas de
sacar madera, pero bueno tampoco fue para tanto, enseguida llegamos al
cortafuegos donde los acompañantes se vuelven para casa habiendo cumplido su
funcion con nota.
Nos quedaos pues los P.R.O.S del
grupo (Peculiares Repartidores de Orgasmos y satisfacciones) Oscar y yo y
subimos un poco por el cortafuegos hasta que enlazamos la senda del bosquecillo
que a Oscar se le hace corta. Ahh si, vamos a por la Regadera… y aquí ya la
gozamos con el agua baja entrando y saliendo de la acequia y esquivando
piedras, que brazos saco el oscar, duros como muslos del Beyonce.
Bajamos por el camino de
Castañares donde me cargue el freno de atrás, cosa que no me di cuenta hasta
que llegamos a casa, no frenaba, lo normal pero tenia que sensación de que volvía
ya fundido, echando la culpa al sobreentrenaniento y al viento en contra,
cuando el problema era que venia frenado con los pistones mas salidos que la
libido de un treceañero.
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