Lo de hoy ha sido una ruta para
ir recuperando cadáveres cuya irregularidad en las salidas es inversamente
proporcional al tiempo que dedican a otras aficiones mas culinarias. Otro
motivo es por evitar una escisión en el grupo y porque no decirlo, por seguir
sin hacerle caso a Oscar que hablaba del San Tirso. Elegimos una ruta suave para
que David trompeta e Ivan el navarro vayan cogiendo la formidable forma física
que todos los demás tenemos (meno uno).
Ante la Ruta de hoy, el señor de
Yecora decide salir con su hijo de 5 años que este año ya lleva mas kilómetros que
algunos ilustres desorientados y el señor de Cañas prefiere dormirse
voluntariamente e ir solo.
Salimos pues Oscar y Luismi que
le va gustando ir adelante, Ivan “El striper ribereño” y David que le pone música
para que se contonee y yo el Voyeur que vé y luego cuenta.
Ya en el lugar de salida Iván
esta enderezando el manillar al modo navarro, es decir sin aflojar los
tornillos y prácticamente a patadas, menos mas que le dejamos una llave allen
sino hubiera sido una masacre a su BH
que esta como nueva. Vos vamos camino de la Grajera y ya en ella no queda mas remedio que ir
por todos los senderos y demás trampas que allí se esconden y que hacen la
delicia de los niños y chavales.
Subimos por la viña y cuando
llegamos al camino y ya empezaban a respirar les hago subir al deposito hacer
la senda que sube hasta casi el Toro. Allí a Iván se le enciende el piloto de
alta temperatura y tiene que desnudarse rápidamente para sentir el frío. Se
quita la camiseta térmica y se queda solo con la chaqueta , teniendo cuidado
(IMPORTANTE) al volverse a vestir de encajar los pezones dentro de los tirantes
del culotte para evitar esos incómodos roces.
Buscando recorridos alternativos,
en Navarrete subimos a las antenas por la subida mas dura que hay, y que aquí como
en jalogüin, uno de los muertos resucita y se la sube entera. Bravo por David
todo hay que decirlo.
Poco a poco vamos acercando a
Navarrete, pero con el alto ritmo que llevamos solo subimos a la mitad de la
dehesa para bajar por la senda esa que tiene a Alfredo de Cabeza.
Eligiendo posibles vueltas
alternativas para poder llegar al burro de Oro, terminamos en la Grajera donde nos
disgregamos entre los cansaos, los que fuimos pronto a casa y los que se fueron
hacer algún kilómetro mas por aquello de que entre semana no tienen tiempo.
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