Otro domingo más y aun no ha amanecido cuando suena el
despertador, comienza a dar pereza levantarse y no ver el sol pero al menos la
temperatura es muy buena y no hay que pensar en “que me pongo”. Cuando llego a trastero veo la bici pinchada
y eso que la revise el viernes, como no tengo ganas de inflarla yo solo y ya
llego tarde acudo al lugar de reunión andando para que mis compañeros hagan
penitencia por lo de Soto y me ayuden a cambiar la rueda mas rápido y
repartiendo el esfuerzo.
Salimos Cañas, Ismael e Ismael II, Nacho y yo rumbo
Viguera para que en 25 Km nos de tiempo a calentar. En Alberite se nos une un
nuevo compañero que nos acompañara hasta Albelda y que va poniendo orden en el
grupo para que nadie acelere ni intente ninguna escapada. Se juntaba al pelotón
y en cuando uno le daba por acelerar se le ponía a rueda y no lo soltaba hasta
que flojaba. Nos dijo como se llamaba pero no me acuerdo algo como Rocco,
Sultan o Toby...
Con este entretenimiento llegamos a Viguera donde
repostamos y nos preparamos para subir la las canteras por la cuesta de la
izquierda y que creo que a todos en algún momento nos hace poner el pie a
tierra, no por falta de fuerzas no, sino por excusas como la falta de tracción
porque no ha llovido, que si un plato de 24 es muy grande, que si el de delante
me frenó, que me metí en la rodera.....y cosas por el estilo.
Una vez pasada la cantera comienza una senda exigente y
que si le das fuerte consigues subirla hasta el descansillo que hay antes de la
zona que irremediablemente hay que hacer a pata. Después de este paseo entre
los tábanos comienza la parte mas llevadera que aunque continua en ascenso y
hay que ir sorteando pedrolos es muy bonita, a la sombra de las encinas y con
un par de repechitos que cortos que te suben hasta los prados de Cerro Arao.
Estos prados , a finales de verano no son de hierba verde y tupida sino de
espinos, zarzas y demas pinchos que hacen las delicias de los vendedores de
parches y latex. Yo que no llevaba repuestos iba acojonao pero afortunadamente
todos libramos pese a llevar 3 o 4 pinchos clavados en las ruedas.
Como somos algo masocas y por probar los sistemas
antipinchazos de cada uno, nos costo encontrar el inicio de la senda de bajada
y como en los tiempos mas gloriosos de los desorientados estuvimos dando
vueltas para arriba y para abajo, para delante y para detrás, que si por esa
encina, que si por ese barranco, que si esa valla me suena...hasta que
finalmente y ya cuando nos pensábamos en dar la vuelta encontramos la susodicha
senda.
EL TRACK EN WIKILOC
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