El retorno de las leyendas.

Podía haber sido un domingo cualquiera, de esos en los que los amigos nos dedicamos en partes iguales a darnos un calentón mañanero, comparar instrumentos o lanzarnos puyitas por nuestras taras físicas o mentales. Hoy no, hoy ha sido un día grande en los que las grandes estrellas vuelven a brillar y los colores de los desorientados son mayoria.

La primera estrella en aparecer por la mañana o Lucero del Alba es Nacho, que vuelve para poner orden en el rebaño antes de que nos descarriemos del todo, pues corren rumores de que alguno se ha comprado algún rodillo.

La estrella y el estrellado nos pasamos la primera hora esperando a los demás, primero en el Gloria, después en las Gaunas y nadie a la vista. Ya creíamos que se habían acojonado del ritmo que íbamos a imponer hoy, pero no, el conato de rebelión solo llego a la ciudad fantasma de las afueras de VillaPatro. Allí estaban el Cañas y los Ismaeles con cara de no haber roto un plato y preguntandose ¿que tramara Nacho para salir hoy?.

Finalmente y ya en la cuesta las Vacas nos alcanza Sergio que se había quedado dormido y que decidió a ultima hora gastar las pulsaciones que le sobraron de la noche anterior.

En dos grupos llegamos a Sorzano para rodar un poco por las sendas del Moncalvillo que están mas bajas, la del bosquecillo y la regadera y después la de los pescadores de Viguera. No muy exigentes y agradecidas tanto en su dificultad como en su porcentaje de barriboñigas.

En la Hermedaña y una vez que Nacho cumplió con su obligación moral de fomentar y exaltar la amistad se volvió para Logroño mientras los demás nos dedicábamos a sacar a mejorar la cuenta de resultados de las revistas especializadas en bicicleta de montaña.

La vuelta por el camino romano la bajamos a fuego aprovechando el viento a favor, pero he aquí que en Albelda tuvimos que reducir y bajar con cuidado porque subían los otros domingueros que en vez de bici usan solo zapatillas. Entonces se produjo otra conjugación de estrellas al coincidir con nuestro afamado Vicepresidente Ejecutivo Sin Funciones el gran Miguel al que animamos con ahínco, (no para que corriera mas rápido, sino para que vuelva a la bici). También a Ricardo el pucelano que corría por allí y que hace mucho que no vemos.

 Se puede resumir todo en una gran mañana que preludia una mejor noche.